Oye. Que vivo la mejor vida. Si. Vivo, todavía.

Hay acaso algo superior a eso? Verdad que no? Bueno.

Oye. Echado en este mullido colchón en el piso. Negro, mi perro.

Y Blanco, mi gato, conmigo a un lado. La mesita de noche al lado.

Con el cántaro de agua fresca todo el tiempo. Y el jarro adjunto.

La ventana de par en par. Mostrándome todas y cada una de las

estrellas. Ya hasta me sé sus nombres. El aire fresco del aroma de

la Flor de Noche. Que me recuerda el aliento de Petra a medianoche.

Cuando nuestros cuerpos se entrelazan en un nudo que sólo el calor de

nosotros mismos es capaz de deshacer. El gozo de oír la hojarasca

como arroyo corriendo al pie del árbol. La luna acariciando mis

mejillas. El grillo mi hermano, en algún resquicio en la cocina

acompañándome con su dulce canto. Desde que era niño. Cuando

en el rancho hacía coros con la rana y la lechuza…cú…cú…cú…

no sé si existe alguien más afortunado que yo. Ojalá que si.

EO

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