Donde las paredes, piso, y el resto, se llenan del aroma
de la Flor de Noche que se pasa por la ventana de par en par.
Y si me levanto a tomar un jarro de agua…el aroma es tal, que casi
me corta los pulmones. El aroma de la Flor de Noche es embriagador.
Y si a ello aunamos la compañía de Isela…la de la perpetua vela…
quien está atenta en todo momento a mi delicada asistencia…
esa de besos todo el tiempo…caricias por aquí allá y más allá
por mi diminuto cuerpo…al mismo tiempo que acaricio sus cordilleras
y caderas…de Norte a Sur…de Oriente a Poniente…y sus labios
sedientos por los míos que sello con los de ella…ah…Dios, que alegría.
Pero, les decía. Mi buhardilla, si. Es el refugio a todas mis necesidades.
Disponiendo de un pequeño refrigerador donde mantengo lentejas
todo el tiempo, la comida para mi perro y mi gato, fieles compañeros
míos quienes siempre me hacen compañía…Dios, digo. Te pasaste
conmigo. No soy solamente guapo, pero me das todavía aún más de
lo que merezco. Gracias.
EO