Deja tus botas de trabajo antes de pasar a tu casa.
Siente el piso que te esperaba. La sala fresca. La cocina
con su tibio corazón esperando tus caricias. Las sartenes
moviéndose en la pared rogando ser las primeras por
ellas. El gato y el perro recibiéndote con el mayor de los
gustos. Tu amada quien se acerca a tomarte en sus brazos
y sellar tus labios con los de ella. Bebe un jarro de agua
del cántaro de Morelia. Desnuda tu torso y tus pies.
Descansa en el sillón con tu amada por unos minutos
antes de pasar a la ducha. No hay necesidad de palabras.
La proximidad mutua entre los dos encierra todos los
diccionarios. Cada poema aún no escrito también.
Siente la lluvia de la ducha. El aroma de la pieza de jabón
con olor a lavanda. Ponte una camiseta de algodón.
Toma tu almuerzo en paz y despacio. Siente esas delicadas y
suaves manos dándote ese masaje firme y grato.
Vete de nuevo al amplio sillón y escucha tu música favorita.
Estas bien, hermano. Que bueno que estás disfrutando tu
noche en compañía de tu amada. Tu perro, tu gato y en
algún resquicio en la cocina, el cri – cri del grillo.
EO