Que a pesar de mi indigencia las estrellas me cobijan.

Con su tierno y cántico manto. Ya he contado mil y una de

ellas y ahora voy por las otras mil. Tengo agua y mi perro al

lado mío. No hay uno más millonario que yo. Mi oficina está

aquí bajo el puente. Tengo una pequeña mesa y una silla.

Y mi guitarra para contar mis cuitas que ninguno escucha.

Pero siempre cuento con las estrellas para oírlas y responderme

a cada una de ellas. Como pueden ver, soy muy afortunado.

Ojalá ustedes también tengan alguien en quien confiar y amar.

Para mi, lo único que tengo como les digo, son ellas.

Gracias, hermanas estrellas.

EO

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