Hermana mía, se mi aterciopelada compañía.
Tómame en tus tibios brazos amorosos y llévame
hasta mañana en el fondo de tus negros ojos. Siempre
acompañada del hermano Silencio en tus nocturnas
aventuras. La súbita presencia del despistado cuervo…
quien con su graznido busca a sus amigos. O el estruendo
repentino del grillo en algún rincón de la cocina. Sea como sea.
Llévame en tus alas…brazos…ya dormido no tengo noción de
nada de nada. Mas que sumergirme en las imágenes de mi
sueño. Unas veces lindos, otras no. Pero en fin. Qué le voy a hacer?
He de ser breve. El sueño apremia aflojándome los músculos que me
restan. Principalmente los de la espalda, entre una docena de
vértebras envejecidas. Pero eso no te lo digo para preocuparte.
Tú sabes que son cosas dictadas por la Naturaleza.
Tuyo.
EO