Ilimitada como su misma respiración .

No cesa, no cesa, y nunca cesará. Mata…destruye…humilla…

se carcajea de la miseria ajena…de la muerte y desolación

dejada a su paso…arrojando bombas costosísimas para el

contribuyente sobre sitios perfectamente calculados…

en el preciso momento que una joven madre da a luz…

y siente ese gozo infinito de ver a su infante por dos minutos

ante ella…antes de ambos desaparecer…en medio de un lugar

más inhóspito que el desierto del Sahara…mientras el joven

marido se rasga la camisola y llena su rostro y cuerpo con las

cenizas del asado apenas preparado…creerás que existe tal

situación…? Existe. En este mismo momento. Mientras tú y

yo nos disponemos a dormir en un cómodo colchón…hay

miles tratando de conciliar el sueño con una roca por almohada…

así de imbécil sabe ser el hombre….salivando cual demente

ser el placer de privar a otros ser.

Y Dios, te preguntarás…donde está? Donde siempre.

En ningún lugar.

EO

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