Tiene el alma más pura del universo.

Lo puedes ver en el instante que cruza tu mirada.

Y sacude tu corazón con el impacto de una centella.

Y la emoción te embarga y lo levantas del piso y besas.

Y el pelaje de sus tibias mejillas cosquillea tu piel y

tu corazón. Es un momento breve de felicidad súbita

dispuesto a repetirse una y más veces durante el día.

Es un ángel a tu espalda en todo momento.

Que también descansa en tus piernas y tu pecho.

Así son los angelitos. Les encanta acurrucarse.

Uy! Y cuidado y te muevas un segundo. Es cuando entre

abre sus ojos y te lo reclama pidiendo más cariño.

Y a ti no te queda más remedio que complacerlo.

Ay, así es mi perro. Mimado en último grado. Y no me queda

otro remedio que amarlo.

EO

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