Que despiertan bien temprano a Jesús.
– Jesús! arriba! Se ha llegado tu día. Así, con rima y todo.
Y el pobre de Jesús que apenas si había dormido una hora…
se levanta somnoliento y cansado…a eso de las…seis de la
mañana. Cuando los policías Romanos llegaron por él.
Más bien eran judiciales. Si. Oye, y que lo empujan y
jalonean hacia afuera. El pobre Jesús, desvelado, sin haber
cenado y sin haber desayunado…imagina. Sus pobres huesos
de apenas escasos 33 años,..le pesaban más que a Matuzalén
a los 300. Y ahí vemos al pobre joven. Arrastrando un pecado
que ni debía. Un crimen que no había cometido…salvo el de
desear a este y aquel fueran mejores personas con sus vecinos.
Era todo. Su falta radicaba, en que estaba haciendo pensar a
otros…y eso es peligroso para quienes ostentan el poder.
Como todos sabemos. Y pues se llevaron al pobre hombre.
Humillándolo, escupiendo sobre su espalda, gritándole todo
insulto habido y por haber de aquel entonces, en Latín y en el
otro idioma que se les venía a la cabeza. Ignorantes.
Portando un uniforme y un arma de fuego.
No le iban a decir al pobre Jesús:
– Caballero, si fuera tan amable de seguirnos.
Pues no.
Eran algo así como la escolta de Sandra Cuevas. Ándale.,
Particularmente, su custodia femenina. La cual es buena para
dar y repartir puñetazos a diestra y siniestra.
Y ahí llevaron al pobre joven hasta la punta de esta colina.
Llamada el Monte del Calvario. Oye…que después de haber cargado
una cruz de madera más larga que de Polo a Polo…pues se
encontraba súper cansado. Y le dijeron:
– Ya vas a descansar en unos minutitos más.
Lo acomodaron en esa cruz. Delicadamente. Y como
mariposa, le atravesaron manos y pies con tres largas
oxidadas alcayatas. Y el pobre de Jesús…todo lo que pedía
era un jarrito de agua…más como nunca falta el idiota en todo
sitio, hete que en vez de agua le dio vinagre…te imaginas…
así, así de imbécil e inhumano es capaz de llegar a ser el hombre.
Y fue en ese preciso momento cuando el cerebro de Jesús falto
de oxígeno…expiró. Y fue cuando la colina toda se cimbró…y el
cielo se oscureció…el trino de las aves cesó…el mundo conocido
de entonces enmudeció…y un hombre bueno murió.
Y desde aquel funesto suceso, de aquel sacrificio, de un hombre
que intercedió por el beneficio de otro hermano, terminó. Las cosas no
han mejorado. Aún seguimos en las cuevas. Ah, pero con Internet.
EO